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NUESTRA HISTORIA.

Por Federico Munguía Cárdenas.

            Sayula, Jal. Septiembre 20 del 2000.

            Mi padre el Sr. Federico Munguía López, trabajó desde su juventud, durante 20 años en la tienda de Don Espiridión Larios López, era el dependiente principal y a cuya responsabilidad estaba prácticamente la tienda. Sin embargo, llegó un momento en que mi padre decidió comenzar a trabajar por su cuenta y dejar así de ser empleado y fue así como después de 20 años dejó aquel establecimiento.

 
En 1917 mi padre con mucho entusiasmo, ya que ésta era una de sus características personales, fundadoresabrió su pequeña tienda en la esquina de la casa paterna situada en la confluencia de las calles de la Reforma y de la Abundancia (hoy Manuel Ávila Camacho oriente y Venustiano Carranza, respectivamente). Ahí vendía abarrotes, algo de medicinas, clavos y algo de ferretería, aceite y bálsamos, varios de los cuales se utilizaban para curar las reumas y para los nervios. Yo recuerdo los nombres de “bálsamo tranquilo” y “bálsamo magistral”, palas, rosaderas y aperos para la gente del campo y pan y galletas, en fin que era toda una miscelánea (cigarros, cerillos, dulces, hojas de rasurar, un exquisito café que mandaba traer de Uruapan y tenía fama en Sayula, etc.), agenciándose también la distribución de los periódicos que venían de Guadalajara, entre ellos Las Noticias, Restauración, El informador del que luego fue corresponsal hasta el día de su muerte.

 
Casó, creo en 1920 con María de los Ángeles Díaz Oceguera, tuvo una hija que fue Bertha Alicia y al venir al mundo el segundo vástago, fallecieron madre e hijo, ella de clamcia. Mi padre contrajo segundas nupcias en 1927 con la señorita Rafaela Cárdenas Ceballos de cuya relación nací yo el 6 de Febrero de 1928.

Mi madre era una mujer muy trabajadora, centrada e inteligente y, cuando casó, observó que mi padre estaba debiendo algunas cantidades de dinero y pagaba fuertes intereses. Mi madre lo convenció de que fuera pagando poco a poco lo que debía, ella prescindió de una sirvienta que tenía buscando ahorrar, le fabricaba galletitas, dulces y bocadillos que ponía a la venta en la tienda, al igual que quesos, panelas, etc. y de esa manera, ahorrando y trabajando sin descanso lograron liquidar sus deudas.

El pequeño negocio poco a poco fue mejorando y, sin llegar a ser económicamente muy fuerte, sí acrecentó su surtido de ferretería, vendiendo cuerdas de instrumentos musicales, herramienta, artículos para el campo, etc., etc., manteniéndose así hasta 1937 en que, víctima de un cáncer en el hígado, falleció mi padre dejando viuda a mi mamá. Antes de morir, mi padre le pidió a Conrado Sánchez Ceballos, primo hermano de mi madre y que radicaba en Guadalajara, que porqué no se venía a Sayula a apoyar a mi madre en la tienda y sus pequeños negocios. Conrado que tenía un corazón de oro, aceptó inmediatamente y poco después del fallecimiento de mi padre ya estaba con nosotros dirigiendo el pequeño negocio, ello hasta 1945 en que, viendo él que yo ya podía hacerme cargo, decidió buscar otro empleo y con sentimiento de nuestra parte, dejó la tienda.

De ahí en adelante comenzó mi época a cargo del establecimiento, si bien desde unos dos o tres años antes ya estaba yo aquí, mi informalidad juvenil no daba visos de tener la seriedad necesaria para aquel trabajo y debí laborar año y medio en la Casa Manuel Monroy, la más fuerte en mayoreo de aquel entonces en abarrote, comisionista y reexpedidora de mercancías que se recibían por ferrocarril a todos los pueblos de el bajo y de la costa de Jalisco.

Cuando yo entré a hacerme cargo, decidí impulsar la ferretería y dejar el abarrote, las medicinas, etc., cosa que poco a poco fue ocurriendo y siempre con el apoyo incondicional de mi madre, di empleo a un muchacho cobrador, a una señorita secretaria que, a la vez ayudaban también en el despacho y de esa manera la tienda comenzó a progresar, aun contando con fuertes competencias como en su momento lo fueron Ferretería y Refacciones S.A., Miguel Flores Betancourt “el ratón” y otros.

De esa manera la tienda se ha mantenido, antes a nombre de mi madre, luego de mi esposa Angélica y también estuvo a mi nombre. Llegó a ser un buen negocio, de ahí salió la huerta de aguacates, luego la venta de materiales para construcción y luego la Mueblería Avenida, situada a un costado de la tienda, pero de 1971 en adelante que fue cuando inició la crisis que todavía no termina, las utilidades comenzaron a mermar hasta llegar algunos años después a puntos críticos, lo cual provocó que dejara la mueblería y luego el material de construcción.

La tienda fue sin embargo el factor más importante para mantener a mi familia y sostener los estudios de nuestros hijos que, en grata correspondencia, todos ellos son profesionistas y personas trabajadoras y útiles a sus respectivas comunidades, además de excelentes hijos.

En los últimos años hemos experimentado una baja en el negocio, aunque ya en plena actualidad vemos con gusto que éste se va recuperando y nos da esperanzas de que esa recuperación sea efectiva y llene nuestros requerimientos.

Desde 1992 Mauricio se hizo cargo de la administración y esperamos que cada vez nuestro éxito vaya en aumento. 

En la actualidad somos el segundo negocio más antiguo de Sayula, tenemos clientes muy fieles que no dejan de apoyarnos y también un prestigio como comerciantes honestos que, aunque dicen que alabanzas en labios propios es vituperio, en este caso considero que no lo es y que nuestro esfuerzo y actitud nos ha costado llegar a servir al pueblo por tantos años.

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ACTUALIDAD


Los tiempos modernos y la tecnología nos han ido llevando a adaptar nuestros servicios a las necesidades de nuestros clientes, ya no somos nosotros quienes ofrecemos, ahora son ellos quienes nos van dando la pauta de los productos que debemos ofertar.
 
Inmersos en la globalidad eliminamos fronteras y territorios para poner nuestro servicio donde se nos requiera.

Nuestro compromiso es tener un gigantesco abanico de contactos, proveedores y productos para ponerlos a disposición de nuestros clientes y satisfacer a la brevedad su requerimiento. No nos limitamos a nuestro inventario sino que lo multiplicamos con los de nuestros proveedores y más aún les conseguimos cualquier tipo de producto, por más difícil que esto parezca, esa es nuestra especialidad.





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